Viajando a Poniente: Desde el Corazón del Podcast de Hielo y Fuego 200

Letras a ciegas

 Viajando a Poniente: Desde el Corazón del Podcast de Hielo y Fuego 200.

¡Sin aliento! Así sigo, , casi una semana después del Podcast de Hielo y Fuego 200.

Ya os conté cómo nos las gastamos los del Team Invidente para ver películas, teatros, series. Lo que no conté es que entre ese largo listín del séptimo arte que podemos seguir con o sin audiodescripción se encuentra Juego de Ojos, perdón, de Tronos, ya sabéis, ésa serie épica de calidad y sedienta de poder, que en boca de todos ha dado más de ochenta vueltas al mundo por las sorpresas inesperadas y los giros atrapantes, y de la que aquí una servidora está bastante enganchada (libros incluidos) para qué mentir.

Y como un buen friki es aquel que aprovecha para presumir de afición a la menor oportunidad y saca enseguida la bandera del orgullo, e invitar así a los más tímidos a salir del armario y dejar de esconderse bajo piedras, sentaos en el sillón más cómodo de vuestros castillos señoriales y arroparos con los colores de vuestras casas; izad vuestros estandartes para que nadie de fuera venga a importunaros, y tened un gran vaso de negra y refrescante cerveza o del Tinto de Dorne o del Dorado del Rejo al lado, porque se os va a resecar la garganta y a caérseos las babas, que en el artículo de hoy vengo a daros mucha envidia, aunque de la sana.

¡Sí quiero, sí quiero, sí quiero!

Y sí, quería. Aunque no, ninguna pedida de matrimonio. Sino un placer Poniente, asistir al mayor evento sobre Canción de hielo y fuego y Juego de Tronos que se ha hecho en Europa

Y es que Cuando un espíritu friki de Martin y de los chicos de PDHYF como yo, oye Podcast 200 y luego lee fiesta temática y jornadas especiales, no podéis extrañaros que sucumba al impulso y le salga ese sí de aceptación, tantas veces como permita el tiempo que se tarda en decir a gritos «¡Ostris!» «¿Dónde me apunto?» Porque ya se sabe que un anuncio así es siempre la excusa perfecta para dejar salir a la bansee que todo fan lleva dentro.

Todo se desarrolló a pedir de boca.

Registrarse al evento, escoger menú, contactar con el cast de Hielo y Fuego Podpara que me ayudaran a pillar hotel (cosa que hicieron sin problemas, menos mal, R’hllor no los tenga jamás en su ardiente gloria). Lisonjear a dos amigos para que se apuntaran a la fiesta, sacar los billetes de autobús desde Madrid, hacer la reserva de un apartamento por la capital andaluza y aprovechar la visita para asomarse a otros de sus rincones turísticos, comenzando por el Real Alcázar de Sevilla, cómo no. Sacar después el billete en RENFE, subirse al tren con destino a Osuna y…

… y comerse, con maletas y todo, la caminata desde la estación hasta el hotel. Más de una hora, mínimo. No exagero.

Al mejor estilo Martin, de mucho preparar para que luego las cosas salgan rana, o casi, la lluvia llegó al Poniente más osunense para quedarse y empaparlo todo.

Y aun así valió la pena.

¡Ya lo creo que sí! Creatividad, música, diversión, comida martiniana con toque sevillano fueron la clave para hacer del fin de semana unas más de veinticuatro horas imborrables, aderezado con un juego de roleo al más estilo Survival de zombies de hielo en el interior de un recinto cerrado para huir y sobrevivir a voraces Caminantes Blancos.

Una banda sonora en directo que puso los pelos de punta, una exposición de retratos a lápiz y no a lápiz audiodescritos con corazón, conocimiento, interpretación y hasta el máximo detalle, una lucha por el atardecer y conocer a gente maravillosa fueron algunos de los ingredientes que hicieron del 20 de octubre una experiencia inolvidable.

Una visita a Osuna que supuso uno de esos eventos que cualquier fan orgulloso debería ir al menos una, ¡qué digo! no, siete veces en la vida.

Un Dolby Surround con esencia HBO.

Muertes imprevistas, conspiraciones por doquier y peligros a la vuelta de la esquina es el pan de cada día del complejo universo que Martin cedió a la HBO. Un pan que no tuvimos que probar (por suerte) el sábado en la mañana, cuando a primera hora los chicos del Conservatorio Municipal de Música de Osuna pusieron a ras de nuestros tímpanos la atmósfera perfecta de animación, tensión, emoción y pelos de punta, reviviendo una vez más y a roce de acordeones los acontecimientos claves de la serie.

Sonido, ritmo, melodía y conocidísimos temas subieron con ellos al escenario, transportando a los más de trescientos espectadores que estábamos presentes a ése Westeros medieval lleno de una historia brutal y fantasía y drama y corrupción y ambiciones y sangre y violencia y traiciones y sexo y «¿¡what the Fack!?» que tanto amamos.

Fue un aderezo de violín y piano y guitarras y flauta dulce y toques que dio la nota con el emblemático opening del magnífico Ramin Djawadi, inflamando corazones y sonrisas y añoranzas y viejas primeras sensaciones. Un trabajo en equipo realizado con cuidado, orden y fidelidad. Un concierto sin letra pero con todos los grados y graves de «¡qué pasada!».

Una llama de emociones (y de Light of the Seven) siniestra y guerrera, que evocó memorables secuencias de la ficción, localizaciones y acciones de los personajes más notorios. Que derramó una lluvia de escalofríos (y de Castamere), y que homenajeó, entre otras, a la melancólica y norteña y minimalista Winterfell (si mal no me engañaron los oídos).

A Cuadros en el Salón de Hielo y Fuego.

Pasemos ahora a ése santuario de Juego de Tronos con aroma sevillano y esencia a María Buigues.

Diversos materiales han sido sacralizados e inmortalizados en una de las estancias del Museo de Osuna, bautizado como Salón de Hielo y Fuego, ilustraciones que hablan del talento de una artista de apenas 17 años, y que contagian su disfrute por la saga de George R.R. Martin.

Con tranquilidad y cortesía y sencillez, y una actitud suave de humilde reconocimiento, la máxima protagonista de la mañana, culpable de los disparos de flashes que volaban en todas direcciones, aceptaba los cumplidos y admiración de quienes, como yo, patrullábamos entre sus retratos, navegando por ése Westeros hecho a trazos y color y juegos de luz y sombras y pinceladas seguras y bucólicas. Pinturas pobladas por sus preferencias, la comprensión hacia los personajes, las escenas de más tensión, los paisajes y las emociones reprimidas o no, a las que ha dotado a sus Robb y Jaime y Joffrey y Sandor y Cersei y Tywin y un largo elenco.

Y es que en su estilo la pintura y lo pintado van de la mano.

Pensamiento y frescura y juventud inyectan vida y credibilidad a sus cuadros; y técnica y trama se ponen al servicio de sus emociones e intuición, esos dos únicos maestros que ha conocido su talento y guían siempre su mano, de innata habilidad.

Así, los Lannister nos recibieron nada más traspasar la puerta del museo. O al menos lo hicieron sus figuras en lo alto de las paredes, juntos uno al lado de otro, pero separados en una disposición que hablaba de su tensa y decrépita relación.

«Alto, alto… ¿y cómo demonios sabes tú todo eso?» os estaréis preguntando, «¡si no ves ni tres en un burro!» Respuesta: Elia, de Regreso a Hobbiton.

Ella convirtió para mí la imagen en sonido, la pintura en palabras, la superficie de los lienzos en mirillas a la mente de la autora. Transformó los temas plásticos en valores expresivos, las elecciones de temas y su ejecución, en encanto y equilibrio artístico, los campos de colores en letras e información.

Gracias a sus descripciones pude meterme en mente e interés en los cuadros de María. Conocer las modulaciones y tono que los dimensionaban, apreciar el realce de las pinceladas, los juegos cromáticos que barnizaba cada cuadro, los fragmentos de historia que representaban, el toque estilizado que los perfilaba, conocer la traducción de sus significados, las emociones que los encomiaba o abstraía y que dotaba de alma a cada personaje o escena inmortalizada.

¿Una imagen vale más que mil palabras?

A veces. Pero lo que está claro es que por las palabras descriptivas de Elia pude disfrutar de nuevo del dibujo en toda su faceta más retocada, saborear una historia del arte pintada con vibrante belleza, respirar la bocanada de características y tratamiento respetuoso y buen entendimiento de la obra de Martin y de la HBO que tiene Buigues, así como su amor por todo lo que rodea este mundo fantástico.

Desde dibujos de Oberyn en combate a Daenerys nombrando Mano a Tyrion, desde Jaime y Cersei abrazados con fuerza a una Sansa vestida de negro con una libélula, desde un Robb póstumo mirando en lejanía a un Ned no menos muerto a un Jon Nieve con el rostro ensangrentado por La Guardia, pasando por Meñique o el Cuervo de Tres Ojos o las Serpientes de Arena… los lienzos de María, y las descripciones de Elia, me guiaron por sentimientos de momentos y por momentos de sentimientos de la saga, añoranzas y frustraciones y subidón rasgando, de nuevo, la fluida aventura que supone seguirle la estela a la pluma escribana del señor R.R.

Vi y oí al dragón blanco de oros rojos de Brynden Ríos, por ejemplo, y me grabé las espadas que le nacían de las plumas a un cuervo negro unos retratos más allá; protesté de nuevo ante un Robb pobre en aliento y oxígeno, aunque rico en sangre y heridas y una flecha sobresaliéndole por vientre y espalda; me conmoví ante una desolada Arya en brazos del Perro, derrumbada por la conmoción de ver asesinar a su familia en vivo y en directo, y mi corazón Lannistark saltó en EL pecho al ver a los leones en pie de guerra y a los lobos reunidos de nuevo, vivos y en familia.

Parar de analizarlo era imposible.

Un retrato conducía a otro y a otro y a otro… los ojos para el resto y los oídos para mí, un zum que se aproximaba a grabar todo cuanto había por admirar. Una colección de retratos que aúnan canon y fanart, lo pintado y transmitido, y que han quedado inscritos de por siempre en ése repertorio de talentos y aciertos y sorpresas que llamamos arte.

¡Felicidades una vez más, María!

Y de arte en arte no puedo saltarme mencionar el otro, el conceptual, el que recrea fielmente los objetos de la serie. Dejad que os cuente un secreto:

¡Pude tocar!

El casco de Loras (que ni sabía que llevaba una cota de maya escondida entre tantas plumas). La cabeza de perro de Sandor (fiel y temible hasta el mínimo detalle). La pesada e impresionante capa de Guardia de la Noche de Jon (que me hizo tomarles más respeto a los pobres vigilantes del Muro). El vestido veraniego de Daenerys durante sus andanzas en las Ciudades Libres (ains, lástima que no dejaba tener el pecho fuera).

No os podéis imaginar el subidón dón dón que supuso tocar A Aguja, a Garra, a Guardajuramentos, los pinchos en el martillo de Robert, la daga con la que intentaron matar a Bran… ¡dioses, Hielo, Hielo, Hielo! aunque ese plato vino después. Un trabajo arduo, sin duda alguna, con resultados maravillosos.

Pero más vale que ahora contenga mi lengua, bueno, los dedos, y deje que lo exploréis sin más spoilers vosotros mismos, que ahora es el turno de hablar de los cinco reyes (sin choques ni guerras, tranquis) de la jornada.

«¡Hola! ¡Y bienvenidos a un nuevo podcast de Hielo y Fuego…!»

 «… Éste podcast dedicado a Canción de Hielo y Fuego, y a Juego de Tronos».

Así comienzan a presentarse cada semana los chicos del PDHYF, el primer podcast español basado exclusivamente en la obra de Martin y a la adaptación de HBO; y así dimos, entre todos, el pistoletazo de salida a la grabación en directo del Podcast 200.

Sumar mi voz a las de los demás para corear el conocido saludo fue algo que me dejó los pelos como escarpias y, aun recordándolo ahora, mientras escribo estas líneas, me hace sonreír de oreja a oreja, con un cosquilleo en la boca del estómago. Trescientas voces sonando a la vez, con el mismo entusiasmo y expectación moldeándolas, es algo que las paredes del Paraninfo de la Universidad de Osuna no olvidarán tan fácilmente.

Aún recuerdo la primera vez que los escuché:

Polluelos salidos de la cáscara en 2014, dispuestos a comerse el micro y a hacerse un hueco en el mundillo fanmartin.

La Boda Roja acababa de caer y de partirme la cabeza (aunque en mi caso sólo por la incredulidad, y eso que ya la había leído apenas dos semanas atrás en los libros) y mi hipe por saber más, tener más, oír más estaba por las nubes. Eran una mera distracción, para qué mentir; nicotina perfecta para pasar el mono de los meses de espera por la cuarta temporada.

Cuatro años después no tienen un puesto, sino toda una silla en el Consejo de Sabios de quienes dominan las novelas de George R.R, un honor que se han ganado a pulso y mérito, aunque ellos lo reciban con humildad, sin acabar de creerse el campo de seguidores que han ido sembrando y que siguen generando.

Y seis temporadas después no es la mera distracción quien me lleva a escucharles podcast a podcast, sino la adicción, pura y llanamente eso, para qué andarme con rodeos; adicción de la sana… creo.

Mirce, Vero, Javi, Pablo… Capi y Mikey (que no pudieron venir, aunque estuvieron en mente de todos) y Carlos, por supuesto, el director y principal culpable (¿gracias?) del fenómeno del Podcast de Hielo y Fuego (¡gracias, gracias!).

¿Cuándo me enganché?

Con la primera entrega de «Historia de Poniente», una narración de la historia del país con forma de audioteca. Ah, tengo aún muy vívido terminar de escuchar los rifirrafe de los Niños del Bosque con los Primeros Hombres, la que liaron los primeros Otros con la Larga Noche, las aventuras y desaventuras de los héroes y fundadores de las grandes casas, y la cultura que trajeron los Rhoynar y los Ándalos… y entonces parar de barrer, quitarme los cascos de los oídos y pensar: «ostras, tú, estos tipos sí que saben; y encima molan».

Cuando empezó la cuarta temporada la cosa fue a más. Y es que se convirtieron en mis ojos, mis guías, en mi modo favorito e imprescindible de seguir la serie. Capítulo a capítulo, acudía a ellos para enterarme de los detalles visuales, el vestuario, la fotografía, lo mucho o poco que un escenario se parecía al canon de los libros. Análisis a análisis, lograba completar el puzzle de lo que David Benioff y d.B. Weiss entendían por adaptación, y todo gracias a los descriptivos comentarios que hacían y que, sin ellos saberlo, me aportaban y ayudaban un mogollón.

Ya conocía a Meñique, pero gracias a ellos conocí al «Meñique de mirada aviesa», por ejemplo. No me gustaban ni Jon ni Dani, pero por ellos me enteré de la poca inexpresividad de uno y los pocos repertorios actorales de la otra. Supe de los ojos alocados que se gastaba Iwan Rheon al interpretar al aún más desquiciado Ramsay Bolton, que a Olenna no dejaron de sacarla en segundo plano durante la Boda Púrpura, que había habido un cambio de actor con La Montaña, que había un nuevo set para el Valle de Arryn, entender a qué venía tanta «Dark Sansa» por aquí y «Dark Sansa por allá», etc, etc.

Con humor y frescura y desparpajo y lealtad a Martin, sobre todo, seguirles es escuchar una mezcla de humor y debate y frikismo y rigor y referencias al canon. Y eso es lo que engancha, ¿por qué no admitirlo? y lo que, precisamente, les caracterizó una vez más durante la grabación en directo del Podcast 200, risas, preguntas, familiaridad, teorías, agradecimientos, peticiones, cercanía con la gente… lo que viene a ser la marca de la casa, vamos.

¡Ya tengo ganas de que llegue el Podcast 300! Me da que aunque se vayan a la china, chicos, de mí no se libran.

Una preparación física y mental.

A las 20.30, aproximadamente, el pánico cundió en Osuna. Desafiando la lluvia, las distancias kilométricas y su reivindicación de ser más Meereen que Poniente, el Rey de la Noche acampó en el pueblo con su Corte de Caminantes Blancos, dándose a la tarea él y los suyos de acabar con la apacible seguridad del recinto. Menos mal que se dejaron a cierto derribador de muros alado, que si no…

Dispuestos pero nerviosos, un tanto cansados y más empapados que secos pero con más euforia e ilusión y risas en el cuerpo que monos borrachos en pleno parque infantil, Stark, Lannister, Targaryen y Greyjoi lo dimos todo durante casi dos horas y peleamos entre nosotros como toda lucha por el poder requiere.

Y, si bien el premio eran los estandartes de las casas enemigas, la mayor victoria, sin duda alguna, se dio con la unión de las cuatro grandes casas en favor de la humanidad, en una alianza que ya quisieran los personajes de HBO, para cerrarle el grifo del terror al Rey de la Noche y los suyos y devolver sus culos esqueléticos y muertos al hielo infernal del que habían salido.

Tengo que confesar antes de seguir, que le toqué la cara al Gran Otro y, buaaaah, fue ¡¡¡¡im-pre-sio-nan-te!!!! Tuvo que estar más de dos horas quieto y sentado y callado para la sesión maquillaje; sin poder sonreír ni levantar una ceja. Sin duda alguna los efectos del maquillaje hacen maravillas (aun cuando sean de las que aterrorizan). Pero lo que me dejó del todo con la boca echa un «O» fue Wun Wun, su caracterización, el logrado vestuario, su altura y es que ¡buah, fue la sorpresa más gigante de la noche!

Una noche que empezó con una cena sabrosa

Cortesía del Hotel villa Dukal, entre risas y charlas distendidas y pase de cosplays a cual más original, y que acabó con una lluvia de regalos en forma de sorteo (aunque la suerte a mí no me sonrió). O bueno… sí. ¡Sí! porque encontré a gente simpática y amable y atenta de la talla de Tote y Elia, sin los cuales desplazarse por ese pueblo lluvioso habría sido casi una odisea, sin olvidar por supuesto al resto de compis de mesa, David y Alejandro y Paula y Rubén y Raquel y Miguel. De nuevo, ¡mil gracias por todo! Conoceros (a los nuevos), y reencontraros (a los viejos) ah, fue más que un placer: ¡fue estupendo!

Pero lo que se lleva la corona de estas estupendas jornadas, sin duda alguna, es traer y compartir con vosotros un pedazo de PDHYF 200 EN forma de banda sonora. (¡Espero que os guste!) Me he dejado más cositas en el tintero (sí, increíblemente) aunque, oye, si queréis saber más

Y ahora, como dirían en EL Podcast de Hielo y Fuego.

¡Aaaaaadiós!

 

3 Comments

  1. Es indudable tu amor por la escritura. Sabes que lo haces muy bien, asi que sigue más allá de las lineas que escribes, porque seguro que algún dia serás muy grande. Espero y deseo que, gracias a esto, la gente vea más allá de lo que la vista les permite.

    1. Gracias por tan lindas palabras! No sé si lo hago tan bien, ni si llegaré a ser grande, jeje, pero espero seguir a la altura de un halago tan alentador.
      Mil gracias por comentar! Y ojalá pueda leerte pronto, de nuevo

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