10 razones para leer en braille.
Imaginación, inspiración, pensamiento, conocimiento, aprendizaje… Leer es todo eso y más, la información y ensoñación que día a día nos rodea, la base de todo conocimiento; de las mejores y más útiles habilidades que el ser humano puede adquirir a lo largo de toda su vida, creo yo. La Piedra Filosofal de cualquier intento de entendimiento entre personas. Y hacerlo en braille, no es en absoluto la excepción. ¿Quieres saber por qué aprender a leer en braille es tan esencial? ¡Sigue leyendo!
El braille, sistema de lectoescritura para ciegos.
Hemos hablado varias veces del braille como alfabeto de puntos en relieve, el abecedario más puntual y táctil con el que los ciegos contamos, incluso hoy en día, para la autolectura. Y digo autolectura porque, si bien tenemos la suerte de contar hoy en día con audiolibros, son textos que nos leen, bien una persona, bien un lector de pantalla, lectura sonora que seguimos con los oídos, y que hacen otros por nosotros.
Compuesto de seis puntos en relieve, enumerados del 1 al 6, y dispuestos en dos filas de tres cada una, basta sólo con combinarlos entre sí, hasta un máximo de 64 veces (y eso únicamente para el abecedario) para formar letras, números, signos ortográficos y hasta notas musicales. ¿Quieres razones para leer, leer en braille? Yo te daré 10 buenas razones para ello. ¡Empecemos!
1. Es esencial para comunicarse y estar comunicados.
Ya de niños nos enseñan a distinguir letras y palabras, a darle significado y sentido a las líneas, a comunicarnos con garabatos que empiezan en notas y crecen en texto para acabar en contenido, mensajes. Si ves, lo harás con la técnica más antigua y tradicional: la tinta. Si no ves bien o menos que nada, lo harás con la técnica de Louis Braille. En teoría, claro está.
Si leer es un alimento para nuestras vidas, leer en braille es nutrir al cerebro, directamente, obligarle a moldearse a esa nueva habilidad adquirida.
2. Leer en braille es volver hábil al cerebro.
Por tanto, el ciego que no ha aprendido braille, es un ciego que no ha adquirido la habilidad cerebral de leer. ¿Qué significa esto? Que es un completo analfabeto, sin más ni más, un completo negado a la lectura escrita, neuronalmente hablando, cualquier tipo de lectura escrita; una persona cuyo cerebro no se ha moldeado ni acoplado, físicamente, para abarcar e integrar en sus células la capacidad de leer.
Puede sonar duro, e inverosímil, y exagerado, pero es la cruda y fea y absoluta verdad. El ser humano no nace sabiendo. Y, por tanto, no nace sabiendo a leer. Cada habilidad es un aprendizaje, cada aprendizaje un triunfo, cada triunfo un cimiento en nuestra personalidad, actuación, carácter y forma de pensar.
Del mismo modo en que una casa no nace de la nada y se debe construir poco a poco con base y cimientos y ladrillos y tejas y pintura y yeso y paredes y estancias… el cerebro se debe moldear, adaptarse, hacer hueco a nuevos conocimientos. Pero no lo hace solo, ni mágicamente, sino con nuestra ayuda, con las habilidades que vamos cosechando conforme vamos creciendo, con los nuevos aprendizajes que vamos adquiriendo y, con los que, poco a poco, le obligamos a hacer hueco, a desarrollar y enriquecerse.
3. La llave a la alfabetización de todo invidente.
Así que si eres ciego, y tienes la posibilidad, por mínima que sea, de aprender a leer braille, no la desaproveches, hazme el favor. ¡Eso; es; del; género; tonto! Negarse a aprender braille es elegir atontarse, voluntariamente, es escoger cerrarse las puertas al enriquecimiento personal, literario y cerebral, principalmente. Y me niego a creer que, sabiendo eso, estando al tanto de las consecuencias de una analfabetización, alguien elija seguir en esa ignorancia, alegremente. No, quiero pensar que no.
Sí, sé que es más lento. Sí, sé que es más difícil adquirir libros en ese formato. No nos engañemos, el braille también tiene sus contras. Pero si no lo hacemos, si nos apalancamos en la comodidad de que otros nos lean, ¿sabéis qué va a ocurrir? Que nos volveremos analfabetos. Y esto no, no es ninguna exageración. Ni algo que nadie, en su sano juicio y estando en capacidad de impedirlo, debería consentir, sinceramente.
4. Leer en braille también es para quienes sí ven.
Se dice que el braille es el sistema de lectoescritura para ciegos… verdad. Pero no es un sistema de lectoescritura válido única y exclusivamente para ciegos… doble verdad. La gente con resto visual, incluso las personas que no tienen ningún problema de vista, pueden aprender a leer y escribir y a usar este alfabeto, y sin problemas. Con los dedos les será más complicado, cierto, pero solo porque no tienen el tacto de la mano tan sensibilizado como un ciego, obligado día a día a echar mano de él para recaudar información espacial de lo que le rodea.
Pero, lo dicho, un vidente puede leer braille, de verdad que sí. ¿Cómo? A dedo y, más fácil, a ojo. Aunque sus puntos están en relieve, lo que hace pensar en el tacto, el relieve también se puede ver, ¿no es así? por tanto el braille también se puede aprender con la vista, sin tocar.
«Hummm… muy bonito todo», ah, ya os estoy escuchando. «¿Y para qué demonios le sirve el braille a alguien que ve»? seguro que os lo estáis preguntando. Contando ya con el formato clásico de tinta y papel o tinta y ordenador, alguien que ve sin problemas no necesita de este alfabeto… dicen. Pero yo digo… ¿y por qué no?
El braille es tacto. Lo que significa que, veas o no, al usarlo le estás entrenando a tus dedos para que tengan más sensibilidad en la zona, le estás garantizando que, al tocar… lo que sea, va a ser capaz de palpar mejor, diseccionar en más detalle lo que toca, recolectar más información. Y la información, no lo olvidéis, es poder.
Se me ocurre, de hecho, que quienes sí veis podéis ir más allá y usarlo como un lenguaje secreto, una manera divertida y original de intercambiar confidencias con amigos o pareja o… quien queráis. Y no, para ello no necesitáis una máquina para escribir braille (que va); basta con que pintéis en un papel los puntos en braille… para que empiece la comunicación y el intercambio de secretos y confidencias.
5. Mejora la ortografía.
¿Se escribe con «B» o con «V»? ¿Cómo diferenciar «haya» de «halla»? ¿Cuándo puedo usar «tú», y cuándo «tu»? La lengua Castellana tiene un mogollón de reglas gramaticales, normas ortográficas a seguir, si se pretende tener al escribir un texto limpio.
El braille es un buen aliado para este cometido, pues al leer en braille vamos letra a letra y, por tanto, tocamos la ortografía de cada palabra, una disposición que almacenamos en el cerebro para tirar de ella más adelante. Dominando el braille ya no tendremos que preguntar cómo se escribe x palabra (o por lo menos no, no tantas veces, que un desliz lo tiene cualquiera) pues habremos palpado su formación, literal y figuradamente hablando, como quien dice.
Una ventaja que viene de perlas especialmente en las novelas de ficción, donde cada autor tiene licencia para inventar todos los vocablos más extraños que le exija la historia de su trama y su imaginación. No obstante, leyéndola en braille, no habrá dudas de cómo escribir cada nombre o término o país o vocablo inventado.
6. Aprender idiomas.
Contrario a lo que aún muchos creen, el braille no es ningún diccionario o lenguaje, sino un alfabeto. Un alfabeto apto a una amplia gama de idiomas como el español o portugués e incluso el latín. De hecho, con el braille resulta muchísimo más fácil aprender un idioma, especialmente aquellos que se pronuncian de una forma y se escriben de otra.
Inglés, francés, griego, alemán… son algunos de esos idiomas empeñados en no escribir como se habla ni a hablar como se escribe. Con el braille, dominarlos va a ser cieeeen veces más posible. Por la sencilla razón de que, al oír una palabra o frase en dicho idioma, podremos representar su grafía, y no solo su sonido, en nuestra cabeza.
Vamos, que sumado al empeño y a las ganas y a la perseverancia de cada uno, podremos dejar de ser unos analfabetos no solo en nuestro idioma materno, sino también en aquellos que escojamos aprender. ¡¿La perspectiva pinta bien, eh?! ¿¡Venga, bah, reconócelo!?
7. Braille y tecnología.
«Es antiguo», «ya no se lleva», «ocupa mucho», «es un tostón». ¡Buah, la de veces que he oído esto! Son las contras del braille que mencioné arriba. Unas pegas que no andan mal encaminadas, lo admito.
¿El braille es antiguo? Teniendo en cuenta que se inventó a principios del siglo XIX, pues sí, más bien sí lo es. Aunque eso no quiere decir que no se ha modernizado a nuestros días del siglo XXI. Sigue siendo el mismo sistema de código en puntos de hace un siglo, pero la tecnología de hoy en día ha permitido que las herramientas para leer y escribir braille no mueran ni con su inventor ni con el paso del tiempo.
Modernos dispositivos como el BraiBook, mismamente, calla las otras pegas y resuelve los problemas de volumen y rapidez. Es un dispositivo que permite pasar un montón de libros en formato digital, pero leerlos en braille, directamente, con lo que la excusa de que los libros en braille ocupan mucho se va al traste, pues no te haces con su versión física, sino con una digital donde puedes acumular más de cien libros en una sola sentada, sin más espacio físico que la de un ratón de ordenador.
Ensayo, teatro, poesía, cuento… los más antiguos y los más actuales, los que se publicaron cuando Matusalén era un bebé y los que aún huelen a recién salido de la editorial… no hay excusa para no leer en braille, si realmente se quiere.
8. Permite hacer cálculo de números solo con seis puntos.
Con el braille no nos limitamos a solo leer y escribir. También podemos estudiar álgebra, matemáticas, estadística y todo cálculo numérico que nos atraiga. Hacer divisiones, fracciones, ecuaciones y dominar asuntos matemáticos aún más avanzados, incluyendo la estadística, la física y la química.
9. Juegos, música y diversión.
¿Es posible divertirse con el braille? Pues sí. Especialmente porque hay un montón de juegos ya adaptados al braille. La mayoría, de mesa. Parchís, ajedrez, monopoly, cartas… hay otros tantos adaptados, aunque no en braille. Y, aun así, vale la pena echarles un ojo.
Además, aprender música es completamente posible. Porque con el braille ni tienes excusa para librarte de la flauta, pues el «do» «re» «mi» también están incluidas en las combinaciones del sistema. Eah, ¡que nadie diga luego que un ciego no puede dar la nota!
10. Accesible a actividades cotidianas.
Distinguir la lejía del amoníaco, seleccionar correctamente el medicamento de turno, acabar en la planta correcta yendo en ascensor, localizar esa ciudad o río o montaña o país u océano en un mapa, elegir tu menú a tu gusto. El braille da para mucho. Tanto como accesible sea cualquier idea y proyecto hecho y pensado con la intenci’on de hacerlo accesible y real.
En suma, leed. Leed mucho; y leed mucho también en braille.
Los audiolibros son útiles y están muy bien, pero esto no es un audiolibro versus braille, afortunadamente. No es necesario elegir. Pero sí es necesario aprender a leer en braille, no en vano se inventó para que estuviésemos en igualdad de condiciones que los demás, así que… ¡no la desperdiciéis!
Para terminar, os dejo un regalito en forma de poema romance, escrito y leído en braille.