¿QUÉ ES LETRAS A CIEGAS?

¡Hola, personilla!

Tú que te has animado a entrar en mi web. O que has leído una o varias de mis entradas, o trasteado por mis post y ahora quieres saber qué vas a encontrarte realmente en Letras a Ciegas… primero, ¡muchas gracias! Segundo, ¡bienvenido, bienvenida!

Voy a serte sincera. No sé qué buscabas al llegar aquí. si has acabado de rebote. Si lo que te has encontrado es realmente lo que te esperabas. Lo único que sé es que me alegra un montón que estés por aquí, ¡sí! y espero que tu llegada sea el principio de una larga amistad.

Por eso

Voy a compartir contigo mi día a día. Mis pensamientos. Mis viajes. Mis experiencias.

Con ello podrás conocerme post a post. Preguntarme. Aprender. Descubrir cómo me las apaño para hacer las cosas cotidianas y, a través de mis vivencias, hacerte una idea desde dentro de cómo se las apaña alguien que no puede ver.

Porque alguna que otra vez me han intentado vender la moto del «como no ves, no puedes», y siempre acabo mandando a la porra esos prejuicios. Me cansan. Anda ya.

Y porque tú alguna vez has querido acercarte a ofrecer «¿puedo ayudarte?» y no has sabido cómo o te ha dado demasiada vergüenza o miedo. Lo entiendo. Es normal. Conmigo (espero) eso va a cambiar.

Aquí, En mi pequeño rincón, vierto para todos mis vivencias y conocimientos sobre el interesante mundo de los que no ven, primero, porque escribir es mi desahogo, segundo, porque tengo la esperanza de normalizar lo que muchos hoy en día aún no llegan a entender, y tercero, porque ya es hora de que los que no vemos abandonemos el cómodo sillón de «nadie me entiende», que nos hagamos visibles, que salgamos del desconocimiento y los tópicos y la clandestinidad.

Bastante ceguera hay en nuestros ojos. ¿Para qué ponerles más vendas?

Letras a Ciegas es la mirada de un invidente.

Nada más y nada menos; la ventana a la vida ciega de un ciego.

Letras a Ciegas es la voz de quienes se han hecho un sinfín de preguntas sobre el basto mundo de los invidentes, que han sentido curiosidad pero no han tenido nadie con quien saciarla, que han querido ayudar y no han podido o sabido cómo.

Letras a Ciegas soy yo. Y tú. Y las preguntas que tengas y las respuestas que te despejen las dudas. Y el puente de comprensión e integración que construyamos juntos.

¿Te sumas?

¿Qué pretendo?

Me gustaría que cuando te encuentres a alguien que no ve, que no oye, que le falta un brazo o pierna o que tenga una diferencia psíquica no pienses «¡cómo lo hace!» que no le tengas pena. Que no le llames valiente. Que no le admires por hacer lo mismo que tú y los demás. Aunque te cueste creerlo, eso no es un alago, sino la confirmación de que, por tener la enfermedad que tiene, te esperabas menos.

Me gustaría que cuando te topes con alguien diferente, le mires como a un igual porque, caramba, ¡lo somos! Y te lo pienso demostrar.

Ahora bien… ¿Discapacidad física…? ¿Deficiente visual…? ¡Uff! No esperes encontrar un lenguaje regio y aprensivo y tan de puntillas por estos lares. Con gusto dejo la fanfarria de lo políticamente correcto a los políticos y sus leyes.

Yo vengo aquí a ser como soy, ni más ni menos: curiosa y sociable y comunicativa y agradecida de mi ceguera. Después de todo, ella me ha hecho ser lo que soy hoy en día, para bien o para mal. Vengo a hablar tan coloquialmente como en casa; después de todo, lo estoy.

A decir «le vi las pintas», aunque ni vea ni pinte. A decir «vi una película», aunque a la hora de la verdad sólo la escuche. A decir «ciego» o «invidente», en vez de deficiente visual u otro eufemismo que enmascare el miedo al cómo se lo tomarán, porque me gusta ir al grano y ni me avergüenza ser ciega ni me cohíbe y hasta me enorgullece serlo.

Porque yo no vivo en la oscuridad: me guío a través de ella. No voy por la vida a tientas: le tiento a la vida.

Así que, si te interesa salir de dudas, profundizar en el día a día de alguien negado a ver, encontrar respuestas a las preguntas que siempre te haces cuando los ves por la calle, por ejemplo, te invito a quedarte en mi web, conocerme, leerme, preguntarme cuanto necesites. ¡Sin miedo! Te ayudaré a conocer, y tú me ayudarás a crecer.

Con suerte, tal vez hasta te animes a aplicar alguno de mis truqitos, o hacérselo llegar a la persona que creas que lo necesite.

Y no tengas miedo a dejarme tu opinión en los comentarios, ya sea que te guste o te disguste lo que lees. Después de todo, ¿no es escribiendo como se conoce y entiende la gente?

¡Conozcámonos y entendámonos, pues!

Sé bienvenido o bienvenida, en suma, a la aventura de mis Letras.

Entrarás a ciegas… ¡qué remedio! Pero no continuarás a tientas… ¡te lo prometo!